En este diario de viajes compartiré algunas de mis vivencias sobre los diferentes lugares en los que he vivido: Madrid, Londres, Montevideo, Harbin y ahora Moscú. Cuando hable de alguien no pondré su nombre, si alguna vez patino confío en que me disculpéis. En la medida de lo posible y de que me apetezca, trataré de que el título o algunas palabras de cada entrada estén relacionados con diversos aspectos musicales y contengan enlaces para que podáis escuchar canciones. Espero que os entretenga.

Amigos y Wembley

Tras sufrir diferentes problemas de comunicación, mis amigos y yo nos reunimos en uno de los principales intercambiadores de transporte y nos dirigimos a su hotel. Varios malentendidos con el taxista y el recepcionista generaron las primeras anécdotas, bastante cabreantes por lo cansados que estábamos.

Gracias a los contactos de nuestro marsupial teníamos entradas para ver en directo el partido amistoso de fútbol entre Inglaterra y España. Se trataba de su segunda incursión en el estadio británico más universal en menos de seis meses y esta vez, al contrario que el pasado mes de mayo, no iba a dejarle escapar. Comida, pintas para calentar y metro hacia el estadio.

Peregrinando hacia el templo.

87.189 espectadores vivimos una primera parte entretenida y una segunda más tediosa. Por mi parte, en función de a lo que estoy acostumbrado en la ribera del Manzanares me decepcionó la falta de cánticos para animar a la Selección Española, salvo el cutre tarareo del himno nacional o el estribillo de algún clásico patrio.

Sin duda, el momento de la velada lo protagonizó un espectador de nuestro sector que, en un momento de tedio, se puso en pie y gritó a la manera del líder espartano más conocido "Ingleses, esto es ¡Españaaa!". Su intervención provocó muchas carcajadas, más teniendo en cuenta su poco amenazador aspecto.

Para no faltar a la costumbre familiar ni decepcionar a mis cuñadas, durante el descanso me encontré por los pasillos no con una, sino con dos personas a las que hacía en la piel de toro. Uno estaba de visita y el otro, con sudadera rojiblanca y que me regaló una bufanda del evento, había regresado a la isla en la que nació.

Bufanda conmemorativa del evento.

Perdimos otro amistoso, pero lo pasamos bien. Para mitigar la decepción no tuvimos más remedio que pegarnos un homenaje culinario oriental y tomarnos unas consumiciones, aunque el cansancio hizo estragos y este hecho, unido a la diferencia de horarios, nos retiramos antes de lo que solemos.

Domingo cultural hasta que encontramos un pub... canadiense. Comida, charla para arreglar el mundo, Covent Garden, café y paseo por el Soho y alrededores hasta echar el ancla en otro local. Besos, abrazos, parabienes, ellos al sur y yo a Camden. Agradecido y emocionado, solamente puedo decir "¡Gracias por veniiir!".

¿Dónde estabas tú?

Sé que se trata de una pregunta muy manida por programas nostálgicos y recopilatorios de canciones de antaño, pero en esta ocasión la traigo a colación porque, a pesar de que me fastidió perderme el cumpleaños de mi osteópata epistolar, tuve el honor de acudir a la boda de una de mis grandes amigas italianas.

Aunque sólo nos conocimos durante medio curso universitario que vino a estudiar a Madrid, como nos caímos muy bien mantuvimos un contacto medianamente constante a lo largo de los años. Un tiempo después ella me ayudó cuando atravesé una de mis épocas complicadas y al año siguiente yo hice lo propio, vivencias conjuntas que nos unieron más aún.

Sabía que convivía felizmente con uno de sus compatriotas, que casualmente es mi tocayo, pero a primeros de septiembre me sorprendió al anunciarme que se casaban el 11-11-11 a las 11:11, un momento imposible tanto de olvidar como de repetir. Sin embargo, me dejó realmente patidifuso cuando me pidió que fuera uno de los dos únicos testigos de la boda: il testimone!

El cielo italiano estuvo agradablemente despejado todos los días.

Ese mismo fin de semana tenía previsto ejercer de anfitrión con dos de mis más allegados, con lo cual tuve que hacer encaje de bolillos para estar en todas las salsas. De este modo, el miércoles la aerolínea de la lira me trasladó hasta la localidad umbra en la que residen para disfrutar de los momentos previos al enlace y someterme a una auténtica inmersión lingüística nativa.

El primer día me presentaron a sus padres, una pareja encantadora, además de al afortunado. Entre otras cosas, volví a recorrer algunos de los rincones de la ciudad y asistí a una representación teatral, un monólogo espectacular de la novia. A pesar de ser en italiano me enteré de casi todo... y me emocionó comprobar lo estupendísima actriz que es. Dove stai, capitanooo?

Una de las muchas críticas favorables que cosechó.

Al día siguiente me reencontré con sus antiguas compañeras de piso, me presentaron al resto de su familia y formé parte del típico exilio que realiza el novio la noche previa al enlace. Me enseñó el pueblo en el que estudió, tuvimos ocasión de conocernos mejor y nos pegamos un buen homenaje gastronómico para celebrarlo. Tras realizar algunos preparativos del evento dormimos en casa de sus padres, una pareja entrañable.

¡Llegó el día! Mientras nos vestíamos aparecieron sus amigos y le acribillaron a fotos. Nos trasladamos a la pequeña localidad en la que se ofició la ceremonia y todos me acogieron de manera maravillosa. La verdad es que fue perfecto y, según me han comentado, sono rimasto nel cuore di tutti, ¡y ellos en el mio! Entre eso y que me olvidé el pijama tendré que regresar.

El ramo de novia estuvo compuesto de rosas y peperoncini, ¡precioso!

Por culpa de mi horario apretado me tuve que marchar antes de tiempo. Besos, abrazos y parabienes de despedida, taxi, tren a La Ciudad Eterna y encuentro fugaz con mi antigua vecchia vicina. Sorprendentemente, la carretera estaba expedita y llegamos al aeropuerto sin apuros. Me quité el traje, malcomí un bocadillo, dormí algo en el avión y aterricé a tiempo para recibir a uno de los padres más cariñosos que conozco y a El Koala Negro.

Televisión

Una buena manera de aprender inglés y conocer la cultura local es ver la televisión. Cuando aún no disponía de cubil propio me emocioné al visionar un documental sobre una de las viejas glorias de los diablos rojos y me reí con un concurso sobre músicos y canciones.

A los ingleses les siguen encantando los juegos de palabras.

Ya instalado, siempre que puedo veo el informativo de las 22:00 con mi casero en "la nacional", como se suele decir en mi casa. Muchas veces quisiera comentar algunas de las noticias, pero como el pobre está muy sordo casi siempre me quedo con las ganas.

Al terminar, algunos lunes alargo mi convivencia con un concurso con temática deportiva que me entretiene mucho. El juego consiste en dos equipos capitaneados siempre por las mismas dos personas y cuyos invitados, deportistas en activo o ya retirados, responden a diferentes preguntas a través de diversas pruebas. A pesar de que muchas de las cuestiones son de ámbito británico y no estoy tan al tanto como desearía me lo paso muy bien porque los habituales y los invitados suelen ser realmente graciosos.

Los jueves me pongo más serio cuando echan un programa de debate sobre diversos temas de actualidad política y social. El presentador es un veterano e incisivo periodista que sabe sacar el jugo tanto a los invitados como al público, cuya participación resulta indispensable para el buen funcionamiento del programa.

Lo normal es que acuda un integrante destacado de cada partido político, un representante de los medios de comunicación y alguien relevante desde el punto de vista cultural. Ya he visto sufrir a muchos ministros y exponer sus opiniones a miembros de la farándula nativa, desde el actor que se encasilló en el papel de guapo atolondrado hasta el cantautor con tupé al que homenajeó uno de mis ídolos musicales, que calza un peinado similar.

Antes de comenzar a grabar ensayamos para que todo saliera bien.

Este programa tiene mi edad y cada vez se celebra en una localización diferente. Se graba en falso directo el mismo día dos horas antes de su emisión y no se edita, al contrario de lo que pensaba. Así, se ve directamente lo que se rueda de una tacada y todo el dinamismo que muestra es en tiempo real.

Cuando me enteré de que una edición iba a tener lugar en Londres me apunté a través de su página web, me llamaron y acudí. En aquélla ocasión se grabó en una biblioteca espectacular con forma de octógono sita en una de las universidades de la zona este.

La primera parte se centró en que el padrino de boda y gran amigo del ya dimitido (sí, aquí conocen el término) ministro de Defensa aprovechó su relación para presentarse como asesor político ante diferentes autoridades extranjeras y se pegó decenas de viajes por todo el mundo, que aún está por saber si corrieron a cargo del contribuyente. Aún está por averiguar si la joyita manejó información que afectase a la seguridad nacional.

Posteriormente, vino el debate sobre qué sucederá con la Seguridad Social de aquí; de hecho, antes de comenzar un grupo de manifestantes protestó contra una posible privatización, rumor que el ministro de Sanidad, allí presente, negó de manera categórica... aunque pocos le creyeron y muchos le abuchearon.

Para los que sintáis curiosidad pero no queráis ver el programa entero, aparecí a la izquierda entre los minutos 13:23 y 13:28 y un instante en el mismo lugar entre 17:09 y 17:10; pero más de cerca entre 19:35 y 19:37, entre 21:40 y 21:47 y entre 21:56 y 22:00: incluyo una imagen que lo confirma.

El acontecimiento requería una camisa.